La Argentina atraviesa un brote de sarampión con 26 casos confirmados en lo que va de 2025, una cifra que preocupa a las autoridades sanitarias por la velocidad con la que crecen los contagios y la complejidad de los vínculos epidemiológicos.
El primer foco surgió en la Ciudad de Buenos Aires, puntualmente en el barrio de Palermo, pero el virus se extendió hasta el Conurbano bonaerense y también en la provincia de San Luis, donde se detectó el primer caso fuera del área metropolitana de Buenos Aires (AMBA).
La alerta fue emitida por el Ministerio de Salud de la Nación a partir de la semana epidemiológica 6. Las notificaciones aumentaron de manera sostenida y alcanzaron su punto más alto entre las semanas 12 y 13.
Según el Boletín Epidemiológico Nacional (BEN), la mayoría de los casos confirmados se concentran en CABA y la provincia de Buenos Aires. De los 26 registrados hasta el momento, 14 pertenecen a territorio bonaerense, 11 a la Ciudad y 1 a San Luis.
Las cifras muestran una nueva circulación del virus, que había sido eliminado de manera sostenida en Argentina gracias a las campañas de vacunación.
Sin embargo, expertos advierten que el descenso en las coberturas vacunales durante los últimos años, influenciado por la pandemia y otras barreras de acceso, abrió una brecha que permite su reintroducción.
“El sarampión es una enfermedad muy contagiosa que solo afecta al ser humano, y la transmite el ser humano enfermo. Sin embargo, es prevenible mediante la vacunación, que está disponible desde la segunda mitad de los años 60. A pesar de esto, cada año se vacunan menos personas, lo que ha provocado el resurgimiento del sarampión y epidemias en diversos países. En los países de América, el aumento de casos en lo que va de 2025 supera en 11 veces los registrados durante todo el año 2024″, explicó la doctora Silvia González Ayala (MP 91229), presidenta de la Sociedad Argentina de Infectología Pediátrica.
Asimismo, la además miembro de la Comisión de Vacunas de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), agregó: “En nuestro país y en todos los países de las Américas se declaró la eliminación del sarampión en 2016. Eliminación significa que no se registran casos, pero persisten las causas que pueden llevar a su reaparición, y estas causas están vinculadas al número de personas vacunadas. Para evitar la reemergencia del sarampión, es necesario que 95 de cada 100 personas en una comunidad estén vacunadas”.
Por su parte, desde la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología (SAVE) explicaron que “es común que luego de un tiempo de alta demanda de vacunas, como ocurrió durante una pandemia, las tasas de vacunación disminuyan, ya que se puede haber una baja percepción de riesgo de algunas enfermedades. Pero esta disminución vacunal puede tener riesgos significativos, como la reaparición de enfermedades que habían sido controladas o eliminadas puedan resurgir como sarampión, rubéola y tos ferina”.
Y agregaron una mención importante sobre el efecto protector social o escudo comunitario de las vacunas: “Hay que resaltar que un menor número de personas vacunadas puede reducir la inmunidad colectiva, lo que aumenta el riesgo de brotes, especialmente entre aquellas personas que no pueden vacunarse por razones médicas. El no vacunar también genera graves complicaciones en la salud de una persona, ya que las enfermedades prevenibles por vacunación pueden causar complicaciones graves, hospitalizaciones e incluso la muerte”.
“Resulta fundamental garantizar el cumplimiento del esquema de vacunación contra el sarampión de acuerdo a las recomendaciones vigentes en los establecimientos con actividades educativas, deportivas, recreativas y sociales”, sostiene el parte oficial del Ministerio de Salud.
Las investigaciones sobre la expansión del sarampión realizadas por el equipo del BEN muestran que cuatro de los casos fueron importados y seis presentan vínculos directos con ellos. Otros nueve están asociados a cadenas de transmisión ya identificadas, mientras que los seis restantes se encuentran bajo análisis. En estos últimos, no se logró determinar todavía si existe una relación epidemiológica clara con los contagios iniciales o si representan nuevas rutas de circulación del virus.
El inicio del brote se localizó en Palermo, dentro de la comuna 14. Allí se detectaron cinco casos relacionados con dos contagios importados en febrero. Según la información oficial, varios de ellos pertenecen a personas que habitan un mismo edificio o que se infectaron en centros de salud cercanos.
“La epidemia en curso comenzó con una niña que reside en Argentina, quien llegó del exterior y se enfermó el 23 de enero. La confirmación por laboratorio de su caso se recibió el 31 de enero, y el 1 de febrero se emitió la primera comunicación y alerta. Desde esa fecha, se han registrado un total de 26 casos confirmados en la provincia de Buenos Aires, concentrados en algunos municipios del Gran Buenos Aires y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”, resaltó González Ayala.
Y completó: “Cabe señalar que estos 26 casos son casos confirmados. ¿Qué implica esto? Que hay circulación del virus del sarampión en la comunidad y, sin lugar a dudas, existen más casos, ya que una persona con sarampión contagia, en promedio, a 15 personas susceptibles, es decir, a aquellas que no están vacunadas».
Esta característica es una de las más alarmantes del virus: su capacidad de contagio. En un entorno urbano, con alta densidad poblacional y circulación permanente, se amplifica esa capacidad de propagación.